Publicado por : Unknown
27 dic 2010
Estoy abatido, deseoso de dejar este infierno de desavenencias, harto de estar en el punto de mira, de que mis acciones se analicen con tal minuciosidad para juzgarme. Confianza, qué es eso y quién la merece? Debería abrirme las entrañas, sacar de ellas mi alma y mostrarle al puto mundo que no soy un monstruo maquinal, que actúa sólo según sus deseos y que no sabe aprovechar las necesidades de los demás para llevar a cabo sus planes.
A donde huyó aquella fuerza, ese ánimo inquieto de enfrentarse a todo el mundo si fuese necesario por la persona que amo, esa fe que me hacía capaz de saltar del monte más alto, con la seguridad de me saldrían alas blancas, y surcaría el cielo azul, sobre paisajes infinitos solo por amor.
Sobran las palabras para explicar este cansancio. Ya no tengo las ganas de seguir, ya no quiero volver a intentar. Fracasé. Mis sueños, algunos demasiado grandes me pusieron la trampa y esta vez no sobreviví a las heridas, tampoco nadie corrió a auxiliarme. Solo soy un fantasma del que quise ser, del que me creí ser.
La felicidad estaba tan cerca, que a veces la podía sentir, mas simplemente no terminó de llegar nunca aquel calor que esperé todo este tiempo. De nada valió la búsqueda y la ilusión. El mundo se invirtió, las ganas se acabaron a la mitad del camino.
Es muy tarde ya para contarte todas las cosas que alguna vez imaginé para los dos. Y yo sé, que si saltase hoy de la orilla del universo, ya no estarás para salvarme.
Estoy abatido, y en mi tranquilidad observo como siguen cayendo sueños marchitos como hojas de otoño.
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